Qué pintan nuestros soldados en el extranjero
Ciento cincuenta soldados españoles parten para el Congo con el fin de ayudar a la seguridad durante las próximas elecciones. El coste oficial de esta operación es de unos veinte millones de euros.
Para Afganistán sale otro contingente similar de la Legión para ir reemplazando a los que se encuentran allí desde hace meses. El coste de esta larga operación, humanitaria, según dicen, sobrepasa los de algunas academias militares, de policía o de la Guardia Civil.
En Haití hemos mantenido tropas, así como en Pakistán y en los Balcanes. Los que regresan suelen decir que no acaban de entender para qué fueron enviados. Al igual que sucedió en Iraq, pasaron la mayor parte del tiempo protegiéndose para mantener su propia seguridad. En Pakistán los mantuvieron durante días en el aeropuerto sin saber qué hacer con aquellos cristianos en los que iban hombres y mujeres juntos, algo ininteligible en un país musulmán. Fue un bochorno al que los altos mandos de la ONU sometieron a los militares españoles, que, obviamente cargaron decenas de millones de euros en los presupuestos del Estado por una operación absurda de limpiar alguna carretera y construir cuatro barracones para que sirvieran de escuelas. Se nos ocurren otras necesidades apremiantes en la sociedad española donde emplear ese dinero. Iraq, Afganistán, Balcanes, Haití, Congo. ¿Hasta cuándo esta sangría? ¿Hasta que regresen algunos soldados en sus ataúdes, pero no sólo por los accidentes que produjeron casi un centenar de víctimas en Turquía o en otras misiones?
¿Qué se nos ha perdido en esos países? Me parece de claridad meridiana el editorial de hoy en El País “Apuntalar Afganistán”... porque en poco más de dos semanas han muerto violentamente en Afganistán casi 400 personas, una cifra no muy lejana de la sufrida por Irak en parecido periodo de tiempo. Una operación de la aviación de EE UU en el sur del país mató a una treintena de inocentes. La explosión de ira que ha convertido Kabul en un reciente escenario de guerrilla, incluidos asaltos y saqueos a sedes de organizaciones humanitarias, no se explica sólo por un grave accidente de tráfico. Refleja un creciente y peligroso sentido de frustración con los resultados de la ya dilatada presencia armada estadounidense, con un gobierno, el del presidente Karzai, nepotista y de dudosa eficacia, y hasta con una ayuda internacional mediatizada por los donantes y a cuyos representantes muchos afganos consideran privilegiados marcianos en un país cuya capital tiene luz eléctrica ocasionalmente y donde el agua potable es un lujo. El poder talibán rebrota alarmante más de cuatro años después. Pero el incremento de la lucha armada, la repetición y la gravedad de los desencuentros entre la población y el Ejército estadounidense -liberador, pero también invasor- y el clima de imparable rechazo que aquellos provocan son factores todos ellos que sirven inmejorablemente los objetivos de los fanáticos islamistas. Como cualquier otra guerrilla, los talibanes intentan extender la percepción de que los dirigentes afganos y las fuerzas extranjeras que los apoyan son incapaces de proteger a la gente y garantizar su seguridad. De ahí a que se evapore la autoridad y la credibilidad de Karzai y de EE UU hay un paso.
La gravedad de la situación exige a Bush y sus aliados replantear métodos y estrategias para seguir conservando el amenazado control del crucial país centroasiático, vecino de Irán en el arco explosivo que abarca desde Irak hasta Pakistán.Mientras tanto la producción de opio en esas tierras se ha multiplicado por trescientos. De ahí que sea una mala noticia el anuncio estadounidense de que retirará 4.000 de sus soldados tan pronto como la OTAN haya completado su despliegue hasta llegar a 15.000 de los suyos en los próximos dos meses.
En próximos comentarios iremos acercándonos a esos países para descubrir la corrupción que impera en Indonesia, país de 220 millones de habitantes, en un Congo con 60 millones de habitantes en guerra permanente para que las grandes multinacionales continúen extrayendo petróleo, diamantes, oro y col-tan. Esos Balcanes en los que hemos visto las matanzas más atroces, las guerras fratricidas, los genocidios étnicos y la corrupción que va a hacer de Montenegro otro agujero negro dominado por las mafias.
¿Tanto tenemos que hacernos perdonar? ¿Tienen España y la misma Unión Europea una política internacional coherente y definida?
¿Hasta cuándo, Catilina, hasta cuándo seguirás abusando de nuestra paciencia? Nuestro problema es el abrumador silencio que sobre estos temas domina a nuestros ociosos y vociferantes políticos. Por desgracia, también es ensordecedora la falta de análisis y de exigencia en muchos de los medios en los que "como una ola" imperan la mediocridad y el personalismo.
José Carlos Gª Fajardo
8 comentarios
nachet mohamed -
me gustaria saber si puedo dar algun ayuda o servicio para vuestra organizacion desde mi pais Maruecos
gracias
nachet mohamed
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Nesemu -
Dorian Gray -
Javier Ibáñez -
Porque, a nivel de entrar en una guerra o conflicto con alguien, ¿tenemos un ejército mínimamente preparado para hacer algo? mientras nos sigan prestando los tanques para los desfiles este ejército, a nivel militar, creo no transmite ninguna confianza.
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Jorge P. -
Jarkoe -